La Iglesia de Tiatira servía a la obra de Dios con amor, fe y paciencia, y sus obras se eran mejores con el paso del tiempo. Pero al mismo tiempo, era una iglesia que estaba plagada por una profetiza malvada. Puesto de otra manera, su mala acción era que algunos de sus miembros fueron engañados, por esta falsa profetiza que no se arrepentía, a cometer idolatría e inmoralidad sexual. Así el Señor exigió a la Iglesia de Tiatira que se arrepintiera y que se sostuviera de su primera fe hasta el final. El Señor también prometió que aquellos que defendieran su fe hasta el fin, Él les daría poder sobre las naciones y la estrella de la mañana.
Carta a La Iglesia de Sardis
Las Siete Eras Puestas por Dios
Carta A la Iglesia de Filadelfia