La fe de la Iglesia de Laodicea era una que merecía ser vomitada por el Señor. Por lo tanto, el Señor aconsejo que comprara de Él oro refinado en fuego para que pudieran ser enriquecidos en su fe. Esta fe tibia también puede hacer su aparición entre los justos de esta era. Debido a que ellos recibieron su fe gratuitamente, no se dan cuenta de cuan preciosa es su fe. Dios habló Su Palabra de reprensión y de consejo a los justos para darles una fe que es como oro refinado en fuego. También podemos descubrir en el pasaje que el Señor quería que todas las siete iglesias en Asia tuvieran lo mismo, una fe. El Señor ordenó a todos aquellos que tuvieran oídos lo que el Espíritu decía a Sus iglesias.
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